RUTINA Y SOLEDAD DE UN VIAJE EN BICICLETA POR MARRUECOS. 8 BUENAS RAZONES POR LAS QUE VIAJAR SOLO.

 Lo que aquí escribo, pienso sirve para cualquier viaje en bicicleta, solo que hago referencia a Marruecos por ser el último viaje que realicé.

Una cosa es estar solo y otra sentirse solo.

Llevo 50 días pedaleando por las carreteras de Marruecos, atravesando ciudades, pueblos y aldeas, así como montañas, valles y llanuras desérticas de las que gozo y disfruto enormemente. Me siento independiente y autónomo, tengo cuanto necesito para sobrevivir, estoy cómodo en la rutina diaria en que se convierte la carretera, he perdido la noción del tiempo y no se si es martes o sábado,  y en el fondo, me gusta darme cuenta de que no lo sepa, porque eso significa saborear la libertad, la salida y puesta del sol son los acontecimientos más importantes que se suceden día tras día y entre medio de estos yo la bicicleta y la carretera. Nadie más. Soy consciente de la soledad que te aporta un viaje en bicicleta, yo soy una persona que se desenvuelve bien en estas condiciones de soledad, pero este viaje está siendo sin duda, en el que más estoy viviendola.

Me levanto con el sol, inicio el ritual de recoger la tienda y cargar la bici, si estoy en una zona urbana desayuno normalmente en un bar y a continuación  me pongo en marcha. Normalmente pedaleo 5 horas haciendo 80-100 kilómetros. Antes de las 15:00 horas casi todos los días he llegado a mi destino y tras acomodarme, me dedico a visitar el nuevo lugar, tras las horas solitarias en la carretera a uno le gustaría conversar con alguien, pero, a pesar de hablar un francés fluido, nunca sucede, la gente local me ven como unos cuantos euros en potencia y siempre que alguien se acerca es con ese interés. Ganar un dinero conmigo. En zonas aisladas y no turísticas es diferente, pero los locales a menudo solo hablan árabe, por lo que la comunicación es imposible. Paseando por las Medinas de cada lugar te ofrecen de todo en innumerables ocasiones y con el tiempo desarrollas una metodología para combatir el continuo acoso. A veces uno tiene que ponerse en plan vinagres. Tras visitar el lugar, realizar las compras de víveres necesarias  y cenar me retiro al camping u hostal. Así son la mayor parte de mis días en Marruecos.

Citando a Shopenhauer, que decía: «El que uno se vea motivado para buscar o evitar la compañía de la gente dependerá de si teme más al tedio que al fastidio».

En mi caso no es eso, podría decir que a estas alturas conozco bien a los marroquíes y me he dado cuenta que el único interés que les mueve cuando se acercan a mi es el de poder venderme algo. Todos los días se prestan a una especie de » cortejo» con ese objetivo.  a lo largo del viaje solo he tenido 2 conversaciones profundas y reales, una con un bereber que me alojó en su casa, en Sidi Mokhtar y otra en Meknes con un camarero en la terraza de un restaurante, donde pasamos varias horas hablando. Por otro lado solo estuve 3 veces alojado en hostels compartiendo habitación, por lo que mis encuentros con otros viajeros o turistas han sido muy fugaces. Y debo decir que cuando se han dado me he sentido incomodo, pues a menudo se trata de gente que viaja a Marruecos por unos días y pasan su estancia con apretadas agendas, que les sumerjen en stress, prisas y discusiones por las prioridades de cada uno sobre que visitar. Yo estoy inmerso en otra dinámica y esas escenificaciones me recuerdan a la vida de prisas y stress de occidente.

Viajar solo, si algo tiene de positivo, es el poder decidir el CUANDO y el COMO sin someterlo a la opinión de otros, eso te da gran libertad pero el precio que hay que pagar es la soledad.

A menudo se califica a la soledad como algo negativo, pero esto puede ser relativo. Ahí van 8 buenas razones por las que viajar solo:

1. Autonomía y libertad a la hora de tomar decisiones. El hecho de estar solo implica no tener que someter las decisiones a referéndum, como se suele decir yo me lo guiso, yo me lo como.
2. Ganar confianza y seguridad en uno mismo. El tomar decisiones, aveces triviales pero otras veces difíciles hace que aumente la seguridad en uno mismo.
3. Hacerse responsable. Uno asume sus aciertos y sus errores, no hay posibilidad de hechar balones fuera, de culpar al vecino.
4. Enfrentarse a los propios miedos. En muchas ocasiones te enfrentas a situaciones que te pueden tensar o dar miedo, como por ejemplo dormir en la intemperie, en la oscuridad de la noche.
5.  Introspección, conocerse mejor uno mismo. Jornadas maratonianas encima la bicicleta hacen que mires mucho dentro de ti y llegas a conectar fácilmente contigo mismo.
6. Ser más selectivos en el momento de elegir compañías. Contrariamente a lo que se puede pensar, tras pasar un tiempo viajando solo, cuando tienes ocasión de socializar, si alguien no te llega cortas por lo sano, de alguna manera tu baremo de exigencia para aceptar compañía es más alto.
7. Viajando en soledad vas a tener muchas más posibilidades de conocer a gente local u otros viajeros que haciéndolo en compañía.
8. Incompatibilidad física. La razón por la que muchos ciclistas viajan solos se da porque es muy difícil encontrar alguien que se adapte físicamente a ti y pedalear con alguien en condiciones físicas superiores o inferiores suele ser un foco de conflicto.

En general se rehuye de la soledad porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos.

Cada día que pasa me siento más cómodo y me conozco mejor, y tengo una imagen cada vez más clara de mi mismo y mi transcurso vital (mi vida) que como decía mi filosofo favorito schopenhauer, «Nuestro propio transcurso vital es comparable a un mosaico; no podemos reconocerlo ni apreciarlo antes de haber cobrado cierta distancia respecto del mismo»  

Los largos días de soledad en Marruecos me inspiran en este tipo de pensamientos y me veo en otros futuros viajes enrolado en aventuras similares, habiendo momentos en los que llevo mal la soledad y me deprimo, hay más momentos en los que me recreo conmigo mismo, el entorno y lugares por donde paso,  el cambiar cada día de lugar con el gran propósito de cubrir los kilómetros con sudor y sufrimiento hace que me sienta vivo, realizado y ocupado.

Las largas horas y dias de soledad hacen que mentalmente visualice el viaje que estoy realizando así como el significado del momento que estoy viviendo, aveces te asaltan pensamientos condenatorios que te dicen o cuestionan el propósito de pedalear y sufrir cada día como lo hago, ¿con que propósito?, ¿es necesario someterse a semejante tortura?, pero cuando visualizas el conjunto, todo recobra sentido. A fin de cuentas, al ser humano, a fin de que alcance un sentimiento elevado y oriente sus pensamientos hacia lo eterno desde la temporalidad, el dolor, el sufrimiento y los fracasos le son tan imprescindibles como al barco ese pesado lastre sin el cual no cobra profundidad alguna, convirtiéndose así en un juguete de las olas y del viento, incapaz de fijar su rumbo y que naufraga con suma facilidad.

Tras un viaje como este adquieres una fortaleza física y mental muy fuertes y desarrollas todas las capacidades que he enumerado. Sin duda son el tipo de viajes que me motivan y me inspiran, ahora toca trabajar los meses de rigor, pero mientras tanto, ya estoy preparando la siguiente gran aventura, que espero poder compartir a través de este blog.